Pasó el tiempo y mi constante sentimiento de "no, si es a finales de octubre", "no, si todavía no". Y así fue como llegó esta semana y me quedé perplejo, cuando todo el mundo me preguntaba si estaba nervioso por el Congreso. Como que no quise pensar mucho en eso -de hecho, revisé la ponencia casi el día anterior para corregir algunas cosas y apuntar detalles en caso de que hubiese que resumir partes por tiempo- y viajé a Santiago el día miércoles a mediodía. Como todas las anteriores veces que he ido, me encontré con una ciudad muy acalorada y extrañamente limpia de smog. Acomodándome a la tecnología -la tarjeta bip, los buses troncales y no sé qué mas, el metro y sus infinitas combinaciones que te permiten recorrer Santiago por muy poco dinero-, partimos nuestro "viaje" hasta la PUC. Debo decir que me gustó mucho la sede, envidiable para otras universidades como la mía, en que el espacio es ínfimo y casi no existen áreas verdes. Y así pasamo de ponencia en ponencia, escuchando las distintas temáticas, muriendo de calor a veces y otras sentados en el pasto refrescándonos en la sombra... o tomando café para soportar el sueño luego de algunas exposiciones un tanto dormilonas. Lo que sí, hubiese esperado poder ver a más poetas: me pareció muy triste de que en un recital poético, no apareciesen los poetas. ¿Cosas que sólo pasan en Chile? Y llegó el día viernes. Me levanté como a las 06.30. Fue extraño tener que volver a "disfrazarme" de formal. "Elegante" fue la palabra que la profe Marina ocupó cuando me vio: gran halago. Y así llegamos al lugar donde iba a exponer: "Auditorio de Historia". Éramos 3 los que ibamos a exponer en esa mesa... llegué sólo yo. La moderadora, la señora María Teresa Salinas, fue muy agradable y me hizo sentir muy cómodo y en confianza. Me aconsejó bastante y constantemente halagó mi trabajo, lo que te hace sentir bien cómodo cuando haces esto por primera vez. Tenía 15 minutos, pero ocupé 20 puesto de que nadie más había llegado. Creo que para ser la primera vez que hago esto, no estuvo para nada mal. Pese a la poca gente que había, siento que fueron los precisos, con quienes se pudo dialogar.
(Agradecimientos a:
Carolina González, por darme el dato del Congreso.
Profe Marina Alvarado, por ayudarme con la ponencia.
Profe Eda Hurtado, por prestarme bibliografía.
Viviana Ávila, Jonathan Godoy, Fernanda Tapia, Gabriela Muñoz, por irme a ver).